lunes, 28 de abril de 2008

Vida reversible.

Mauricio, amigo de Edgardo, número 5 de "Los Comechingones retraídos" (equipo de fútbol de C.A.G.A.R.S.A) nunca había visto su imagen en un espejo. Con 30 años recientemente cumplidos, no era fácil para él soportar semejante verdad. La mayoría de sus rasgos correspondían a recuerdos bastante claros: la marca sobre la ceja derecha: aquel partido de tenis en que su primo y pareja de dobles desfiguró su raqueta de cerámica y titanio contra su cara, el tabique un poco torcido luego de ese infortunado arrebato de líbido en que hundió su mano izquierda en las nalgas de Rosita, la gorda del club, y otras marcas... Pero había allí algo que no le cerraba. Casi todo estaba en su lugar. Pero no era suficiente. Una arruga encima del labio superior. Casi al borde de la comisura derecha... Finalmente decidió tomar el toro por las astas: comenzaría a vivir su vida de manera regresiva, hasta toparse con el momento preciso en que se había hecho esa marca. Salió del espejo caminando hacia atrás. Cerró la ventana. Y se sentó en la cama. Volvió a acostarse en la cama. Y apagó la luz.
Al principio fue duro, muy duro. No le era fácil reconstruir su vida. Las dificultades se presentaban de manera motriz y dialéctica. Devolvió cada fruta y sachet comprados a las góndolas del supermercado. Retiró besos. Devolvió sueldos, trofeos y te amos.
Los días pasaron. Hacia adelante y hacia atrás. De a poco aparecieron los resultados. El partido de tenis, el culo de Rosita, las fuertes preocupaciones del estudio nocturno y las patas de gallo, y así.
Pero Mauricio no lograba dar con esa marca. 
Continuará...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me intriga.Espero la continuación(o el comienzo)de la historia.