miércoles, 16 de abril de 2008

Biper.

El día en que Edgardo se tragó el biper no estaba nublado. Era un día diáfano, con esa brisa que es a la vez fresca y seca, a la que los italianos llaman libeccio.
No importa, el caso es que Edgardo se había tragado el biper y nadie sabía cómo ni porqué.
Se pensó primero en que había tenido una distracción, un desliz motor de sus miembros superiores y su faringe en forma simultánea. Otros propusieron su característica introspectiva, su tendencia a la interiorización.
No importa, el caso es que Edgardo se había tragado el biper y ahora esto era un problema para todos.
Algunos quisieron mantener la normalidad y ni le preguntaron como se sentía, otros se esmeraron en conocer al instante sus sensaciones, su ritmo gastrointestinal, sus sueños telecomunicacionales. Pero Edgardo no pensaba en nada en particular, nunca había tramado este desenlace, era una mera adquisición de lo externo.
No importa, el caso es que Edgardo se había tragado el biper y ahora compartía su ser, su yo con un objeto pequeño y digital.
Los primeros días Edgardo no percibió ningún síntoma. La comida se digería bien, el sueño no se le turbaba, el cuerpo le respondía de forma adecuada. Pero un día, aburrido, decidió llamar al número del biper y dejar un mensaje.
Y el biper vibró.
Y Edgardo sonrió: la sensación vibratoria a nivel del epigastrio era la experiencia más maravillosa que le había sucedido. Y entonces Edgardo llamó de vuelta.
No importa, el caso es que Edgardo se había tragado el biper y todos intentaban extirpárselo.
Algunos sugirieron la cirugía a cielo abierto, otros la vía endoscópica. Los más osados persiguieron al hombre vibrante con objetos afilados, los nihilistas lo ignoraron. Pero Edgardo evitó el contacto humano y se encerró a disfrutar de esas vibraciones orgásmicas que lo elevaban por sobre todo y por sobre todos. Y fue feliz, sujeto-objeto que vivió el día a día en la más clara de las revelaciones.
No importa, el caso es que Edgardo se había tragado el biper y en el mes de agosto le llegaron $1800 de teléfono.
Y Edgardo los pagó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE...

Anónimo dijo...

ME QUIERO TRAGAR UNOOOOOO!!!!!!!!!!
YAAAAAAAAAAAA.........